Tartamudez
¿Qué es la tartamudez?
La tartamudez es un trastorno del habla que se caracteriza por interrupciones involuntarias en el ritmo o fluidez al hablar. Estas interrupciones pueden manifestarse de varias formas, como:
Repeticiones de sonidos, sílabas o palabras (ej.: pe-pe-perro).
Prolongaciones de sonidos (ej.: ssssol).
Bloqueos (cuando la persona intenta hablar, pero no puede emitir sonido).
Uso de muletillas o tensión en la cara y el cuerpo al intentar hablar.
Un logopeda (o terapeuta del lenguaje) trata la tartamudez infantil de manera personalizada, adaptándose a la edad del niño, la severidad del trastorno, y cómo este afecta su vida diaria.


Causas y tipos de tartamudez
Aunque no hay una causa única conocida, la tartamudez suele tener un origen multifactorial:
Genético: muchas personas con tartamudez tienen antecedentes familiares.
Neurológico: diferencias en cómo el cerebro procesa el lenguaje.
Psicológico: el estrés o la presión pueden agravarla, pero no la causan.
Tipos de tartamudez
Tartamudez del desarrollo: es la más común, aparece en la infancia (entre 2 y 6 años).
Tartamudez adquirida: menos común, puede surgir por traumas físicos, emocionales o neurológicos en la adultez.
Intervención personalizada
El logopeda adapta las estrategias a las necesidades del niño o adulto, según su tipo de tartamudez, edad y entorno.
Mejora de la fluidez al hablar
Mediante ejercicios y técnicas específicas (como la respiración y la relajación), se logra una comunicación más fluida y segura.
Apoyo emocional y confianza
El logopeda, aparte del habla, también trabaja la autoestima y la ansiedad asociada al hablar, ayudando a la persona a ganar seguridad en sí misma.
Educación y acompañamiento familiar
Instruye a los padres sobre cómo apoyar al niño en casa, creando un ambiente comunicativo positivo que favorece el progreso.
El logopeda suele implicar a los padres en todo el proceso, porque su forma de comunicarse con el niño influye mucho en la evolución de la tartamudez.